Durante los últimos 12 años, su trabajo se ha centrado principalmente en
el dibujo como medio creativo. Formalmente, su representación se basa
en una plataforma figurativa y académica, donde los resultados con
materiales como el carbón y el grafito potencian un ambiente sutilmente
cinematográfico. A través de este universo, el artista comenta sucesos
que trascienden el mundo real e irrumpen en el espacio de la obra. Esta
liberación semántica comienza desde el momento en que chocan el
presente con otras temporalidades, donde el absurdo y la ironía catalizan
la apreciación del objeto de arte.
La obra gráfica opera dentro de un espíritu marcadamente intertextual,
donde el conflicto y la subversión de la imagen son elementos que
condicionan las relaciones entre el espectador y la obra. Desde una
perspectiva Barthesiana, hay una motivación para relacionar los objetos
en la representación con sus significados. Los referentes visuales para su
construcción provienen tanto de la fotografía de la industria cultural
como de la historia. En resumen, el dibujo en este caso no sería solo un
objeto retiniano, sino una herramienta del pensamiento en un work in
progress.