Memoria conceptual
En la superficie se despliega un tejido de signos que parecen pertenecer a un idioma olvidado. El origen —una cascada de agua— se ha desdibujado, quedando solo su sombra convertida en trama. Los hilos negros se entrecruzan como trazos de una escritura imposible, un alfabeto sin traducción. La obra conserva la vibración del flujo, pero en silencio: un eco visual donde el agua se volvió palabra y la palabra, ruina.
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Desde mi infancia, el hilo ha sido mi forma de conexión con el mundo. Aprendí a bordar con mi abuela, y
desde entonces, se convirtió en mi medio de expresión. Con él uno pensamientos, tejo ideas y transformo
materiales cotidianos en narrativas visuales.
El hilo, casi invisible, deja un rastro, une, se desgarra y escribe mi historia. Es anterior a la escritura, teje el
mundo como las palabras construyen el lenguaje. Cada puntada suma tiempo, cada hebra da cuerpo a la
obra.
No dejo de pensar, de imaginar, de hilar. El hilo y yo estamos conectados, creando un lenguaje propio donde
la memoria, el presente y el futuro se entrelazan en cada tejido.