Legado que deja huella

Abularach y Ávila en el MURB - Museo Unis Rozas-Botrán

Legado que deja huella

Portada: “Aguilas”, Tinta china sobre papel, 1959

El MURB presenta con admiración la obra gráfica que los distingue: Rodolfo Abularach (Guatemala, 1933 - 2020) y Ramón Ávila Bayona (Barcelona, 1934) y rinde homenaje a su dedicación, talento pasión.


La obra del maestro Abularach destaca por las características surrealistas y simbólicas, combinadas con cierta tendencia abstracta a partir de un dibujo de extraordinaria calidad realizado con lapicero y tinta. Los ojos son un rasgo entrañable de su pintura, notable por la búsqueda de la luz, la abstracción simbólica y el uso del blanco y el negro. El grabado de la pupila azul es muy importante porque define el paso de una expresión moderna a una propuesta contemporánea. Abularach se convirtió en un virtuoso de la técnica entre el realismo y el hipernaturalismo..

Abularach declaró que Guatemala precolombina, colonial y contemporánea; sus volcanes, bosques, lagos y la luz cristalina del territorio, fueron fuentes para su producción artística. Una beca en el Art Students League de New York le dio la oportunidad de transformar su expresión, sin perder sus raíces. Una sensación luminosa y mística surgió por su interés en las religiones orientales. 

La obra del maestro Abularach destaca por las características surrealistas y simbólicas, combinadas con cierta tendencia abstracta, manifestada por medio de un dibujo de extraordinaria calidad, realizado con lapicero y tinta. 


LA BÚSQUEDA DE LA LUZ QUE EXPONE EL ALMA

La carrera artística del maestro Abularach ((1933-2020) principió en los años 50, cuando estudió en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la Ciudad de Guatemala, mientras realizaba investigaciones sobre arte folclórico para la Dirección de Bellas Artes. También estudió en Pasadena, California, y más tarde en México. 

Sobresalió como dibujante y pintor a través de la presentación de escenas de corridas de toros. Viajó a Nueva York con una beca en el Art Students League y Graphic Art Center. En ese año el Museo de Arte Moderno de New York adquirió su primera obra. Decidió residir en Washington, D.C. y desde allí llevó a cabo buena parte de su producción. De regreso a Guatemala, trabajó y participó siempre con energía en el ámbito artístico.

Las imágenes aumentadas del ojo humano le dieron fama internacional. Muestran una práctica rigurosa y firme del grabado, pero especialmente la entrega absoluta al arte a través de cientos de magníficas obras y la búsqueda de la calidad total. 

Rodolfo Abularach se expresó con un lenguaje íntimo e intuitivo manifestado por el gesto visual. Esta mirada que, aparentemente, pudiera ser simplemente el gesto, abordada desde el arte del maestro, se adentra en el ser humano, exponiendo el alma.

Jose Rozas-Botrán


LA MIRADA PINTADA POR RODOLFO ABULARACH 

Si bien la mirada es parte importante del lenguaje no verbal, se llega a convertir en un rasgo único de cada persona. Las miradas permiten entrever las cualidades de una persona, de manera sutil o decididamente abierta. Pueden exponer los pensamientos relacionados con el estado de ánimo. La mirada refleja de forma inmediata las emociones más profundas e íntimas, difíciles de esconder.

La muestra de grabados realizados por el maestro Rodolfo Abularach conduce al espectador por un viaje interior. Puede ser que cada uno se encuentre con lo más profundo de su ser, con lo más sincero de su persona y provoque el encuentro con los más íntimos de sus pensamientos. 


HIPERNATURALISMO DE ABULARACH 

Abularach inició su formación con el expresionismo alemán, a principios de los años cincuenta, pintó temas taurinos en óleo con pinceladas impresionistas que anunciaban su capacidad creadora. Se convirtió en un virtuoso de la técnica entre el realismo y el hipernaturalismo y perfeccionó la simplificación de las formas. 

En 1957 Abularach presentó una serie de temas indígenas inspirada en su trabajo como dibujante de máscaras y pitos presentes en piezas del Museo de Arqueología y Etnología de Guatemala. En aquella época, su trabajo coincidió con los temas tratados por Carlos Mérida, Arturo Martínez y Roberto Ossaye. 

A finales de esa década, este pintor viajó a Estados Unidos de América, con una beca de la Dirección General de Bellas Artes y una subvención del Departamento de Estado. Expuso en la Unión Panamericana en Washington, en 1959, unas composiciones llenas de finos trazos a pluma formando estructuras parecidas a las del arte informal, a través de las cuales se revelaban motivos mayas.


LOS OJOS de ABULARACH 

El tema de los ojos es un rasgo que llegó a convertirse en un tema entrañable de su pintura, el que unifica en su desarrollo con la búsqueda de la luz, la abstracción simbólica y el uso del blanco y el negro. 

Algunos críticos han encontrado antecedentes de esta práctica en la obra del pintor simbolista Odilon Redon, precursor del surrealismo y otros, recuerdan los Escritos blancos de Mark Tobey, el pintor norteamericano dedicado al expresionismo abstracto.


ABULARACH Y LA ABSTRACCIÓN SIMBÓLICA

Se ha comentado que la luz en los ojos de Abularach “llega a un punto blanco que se vuelve abstracto, pero que puede ser leído en forma realista una vez identificado como un ojo. 

Esa luz atrapada cobra vida propia y aparece humanizada en su serie de ojos, iniciada 1964 y trabajada tanto en miniaturas como en imágenes influidas por el Pop Art, en el que predomina el gusto por agrandar desmesuradamente, como lo hiciera la publicidad, los motivos que presenta.” 

Marta Traba afirmó que “Abularach era, a finales de los sesenta, uno de los grandes pintores latinoamericanos.”