- Aimée García
- Olas de la serie Lágrimas Negras
- Acrílico, óleo y cuentas sobre lienzo
- 70 x 40.6 cm (27.56 x 15.98 in)
La obra de García ofrece una perspectiva muy peculiar con el uso del autorretrato como recurso recurrente, casi constante. En la década de los 90, la imagen de Aimeé es un icono que aparece una y otra vez dentro de sus obras, en situaciones totalmente descontextualizadas. Ella practica una suerte de “revisionismo histórico” en el que juega a “disfrazarse” a la usanza renacentista, y su creaciones se integran en la recuperación del paradigma estético “tradicional” que sacude el arte cubano de este período. No fue una práctica exclusiva de García, durante este periodo varias artistas utilizaron el autorretrato con las mismas intenciones.
García utiliza su propia imagen para narrar visualmente situaciones relacionadas con su condición de mujer y artista. Pero a diferencia de otras artistas, García escoge “vivir” otra época. Su personaje, ella misma, es transportada hacia un periodo distante, con un aliento de toques románticos. En la representación hiperrealista, reencarna la solución compositiva del retrato renacentista, desde un primer plano en el que desarrolla el retrato como tal, hasta el característico fondo de paisaje en perspectiva lejana. Hay cierto componente histriónico, la protagonista posa en una forma manierista, escogida y estudiada a priori tal y como hiciera la artista norteamericana Cindy Sherman en la fotografía staged. Trasmite una fragilidad que linda con la tristeza; esta sensación es producida, entre otros recursos, por el hecho de tener la mirada siempre perdida en un punto en el espacio, o baja, que evita la interpelación directa con el espectador.