Lo que el mundo de los insectos, y de las abejas en particular, nos enseña es sobre la vida en común con las plantas, la atmósfera y el balómetro medioambiental para la supervivencia en esta tierra.
En mi país, Japón, los insectos voladores o pájaros diminutos como los colibríes o los pequeños murciélagos son a menudo protagonistas del paisaje espiritual en la pintura, ya que conocen las conexiones y el amor entre las plantas, los bosques, las fuentes de agua y los insectos. Si nos preocupa el medio ambiente y la sostenibilidad del planeta, no podemos olvidarnos de proteger a esos pequeños seres, así como a la fauna, los bosques y los ríos.
Si mis humildes trabajos fotográficos pudieran captar como algunos esfuerzos espirituales que los insectos nos enseñan, me sentiría muy feliz.
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